sábado, 11 de febrero de 2017

Marcha por Perales de Tajuña (Valle del Tajuña, Parque Regional)



Una vez puesto en escena la propuesta de Parque Regional para el Valle del Tajuña, el "quinteto" (ARBA, El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo) ha salido a las calles para hacer visible su reclamación de espacio protegido. Esta vez ha tocado Perales de Tajuña. Ni la amenaza de lluvia, ni el frío, ni las posibilidades de escisión en Vistalegre2, ni la acumulación de cargos de Cospedal y ni el flequillo de Donald Trump, han impedido que 45 intrépidas personas hayan pateado uno de los bosques mediterráneos más bonitos del sureste de Madrid.

La gente se agolpa en el bar. Los de ARBA comen porras, cuanto más grandes mejor, dice uno de barba blanca. El Soto trapichea con sobres con uno de GRAMA, suponemos que algún negocio turbio de conservación se traen entre manos. Afuera llueve. Llueve desde la noche pasada. Se hace recuento de la concurrencia: "a ti te conozco, a ti también, a ti también, a ti más, tú estás muy visto, tú has venido a otras marchas, tú repites más que el ajo, tú no debes de tener amigos porque vienes siempre, tu vida es muy aburrida porque a nadie se le ocurre madrugar un sábado con lluvia para venir al Tajuña, a tí también te conozco..." Estamos todos. Y todas. Pero... ¡Oh, sorpresa! Entre el grupo de asiduos se dejan asomar unas personas nuevas, ataviadas con jerséis anchos de lana, melenas despreocupadas y caras de buena gente. Las fuerzas vivas de Perales nos acompañan ¡Alabado sea el destino!

Hay que hacerse una retratadura frente al Ayuntamiento, para dejar constancia de que estuvimos aquí y que reivindicamos un espacio protegido en el valle. A las fuerzas vivas del jerséi de lana de Perales les mola la idea. A las fuerzas vivas de las corridas de toros de Perales no sabemos si les mola o no. Ya nos enteraremos. Todo se andará, como dijo aquél. Darío da cuatro voces para ahuyentar los males. Deja de llover. Aleluya.
El río Tajuña antes de ser transparente

Comenzamos la marcha. Pasamos sobre el río Tajuña, con su pobre caudal domesticado aguas arriba, en Guadalajara, en esa presa llamada La Tajera. Raúl escupe y el agua se vuelve cristalina. Así es el chaval. "Ante todo transparencia", dice. Avanzamos por la Vía Verde y, al poco, junto a una urbanización más fea que Aznar riéndose, tomamos la pista que sube monte arriba. Encinas y coscojas, aladiernos y jaguarzos, romeros verdaderos y romeros machos, enebros y quejigos,... Aquello es un vergel sobre yesos.


La concurrencia camina con la mirada perdida ante tanta belleza boscosa. Tanta hermosura vegetal hace que las voluntades se enajenen. Bea y Laura no discuten; Isabel, Lola, Paloma y Juana dicen que se harán socias de GRAMA; Javi y Puri prometen comprarse un disco de José Luis Perales; Lázaro proclama su amor a Adolfo y este le corresponde; Pepito camina silencioso; Félix y Ana dicen que no volverán a montar en bici...

No sabemos si el valle del Tajuña conseguirá una protección digna a sus valores. Desconocemos si en la voluntad de algún político regional o local está el considerar estas propuestas. Ignoramos si la población del valle compartirá alguna vez la necesidad de conservar y proteger los bosques, sotos y campiñas del Tajuña... Sí, pero mirándonos a los ojos los que allí hemos andado por los montes de Perales, tenemos bien claro que esta es una buena tierra y que merece la pena intentarlo.




Ante nuestras vistas aparece un bar entre las calles del pueblo. Las gargantas están secas y los jugos gástricos bailan una polca en los intestinos. Volveremos.

En el bar, ese gran lugar

Caminantes, con la voluntad perdida

Darío da las cuatro voces y deja de llover

Debatiendo si subimos para arriba o bajamos para abajo



Gentes de aquí y de allá, en el encinar

Espartos y el encinar-coscojar sobre yesos



Pedazo coscoja