El río Guadalix recorre más de 30 kilómetros desde su nacimiento libre en las faldas sureñas de La Morcuera hasta que se encuentra con el Jarama rodeado de exclusivas urbanizaciones. Su primeros pasos transcurren bajando laderas de montaña, sin demasiado estrés. Pero al poco su libertad se verá conculcada con el embalse de Miraflores, domesticación de sus aguas para abastecer a la localidad serrana. Entre sobresaltos ocasionados por vertidos y construcciones, el río irá buscando su recobrada libertad hasta que, de nuevo, se vea atrapado por los muros de la presa de El Vellón o de Pedrezuela. Se trata de uno de los principales embalses madrileños, con una capacidad máxima de 41 Hm3 destinados a abastecer a los madrileños (ya podían lavarse y beber un poco menos ¿no?).
Río Guadalix, desecado en el verano de 2009 |
Debajo de la presa tenemos quizás lo más interesante del río: una larga y bien formada aliseda que acompaña al río Guadalix durante unos 20 kilómetros y que la hacen ser el principal bosque de ribera de este tipo de toda la región. Y por estos lares es por donde hemos hecho nuestro recorrido.
Con los minutos de retraso habitual en estas cosas ("es que no sabía llegar", "es que me he perdido",...) hemos empezado el recorrido desde el polígono industrial de San Agustín de Guadalix, que custodia el río en una amplia curva en su orilla izquierda ("Y a quién narices se le ocurriría poner un polígono aquí").
Menuda chapa nos da el menda sobre el sifón |
En una primera parada el de GRAMA que siempre habla más que las cotorras, nos cuenta que no hay trucha salvaje desde hace años ("¡¡¡Qué no, que no hay trucha, que noooooooooo!!!!"), pero que sí hay otro peces de interés como el calandino, la bermejuela, el barbo comiza, la boga de río y la colmilleja. El doctor y la casta de ARBA Bajo Jarama lloraban al saber que entre tanto pececillo no había truchas salvajes. También dice que estamos en un espacio protegido, zona de la Red Natura. Que a pesar de ello, los problemas de conservación son varios (vertidos, falta de caudal...), pero que no nos preocupemos, porque la Confederación del Tajo se ha decidido a arreglar los problemas del río y que ¡en 2027! el Guadalix alcanzará el buen estado (osea, mañana mismo).
Poco después nos encontramos con unos sifones del Canal Bajo del Guadalix, que transportaba agua rumbo a Madrid desde mediados del siglo XIX. "¿Y qué es un sifón?" . Pues sí, una cosa que sirve para echarte burbujas en el bermouth. Pero también un invento de la física para transportar agua ante obstáculos de distinto nivel y que funciona grancias al principio de los vasos comunicantes. ¿Os habéis enterado? Pues yo no.
Cascadas de El Hervidero |
El bosque es imponente. Matorral mediterráneo, pata negra: encinas, cornicabras, enebros, jaras blancas y pringosas... con una frodosidad que recuerda un bosque tropical. A la casta de ARBA se le cae una lagrimilla.
Avanzamos por el antiguo canal del Mesto, obra construida a principios del siglo XX para llevar agua a Madrid. Transportaba hasta 4 m3/segundo, cuatro veces más que el caudal medio que lleva actualmente. Los kilómetros pasan sin darnos cuenta, embelesados por tanto bosque, tanto aliso, tanto río y tantas voces de los presentes. Llegamos al azud del Mesto. Discutimos sobre si las truchas comen spray de pintura roja y sobre las dimensiones del alma humana.
Nuestros pasos han de regresar a la gran ciudad pero nuestras almas se quedan un poco más deleitándose con este salvaje valle, en este río de aguas presas en las que desde hace años las truchas ni saltan ni frezan ni ná.
En el centro, la Casta de GRAMA y ARBA |
Agrupación en torno al sifón |
En la presa de El Mesto |
Aliseda del río Guadalix |
Valle del río Guadalix |