viernes, 23 de enero de 2015

Agua pública sí... pero también en buen estado


El 20 de enero se presentó en Madrid, organizado por la Plataforma contra la privatización del Canal de Isabel II, un acuerdo histórico por el que colectivos sociales, ecologistas, sindicatos y partidos políticos se comprometían a una serie de medidas para conseguir una gestión pública del agua en la Comunidad de Madrid y detener la privatización del Canal de Isabel II. Este nuevo modelo se basaría en una gestión 100% pública, la no mercantilización del servicio, el respeto a la Directiva Marco del Agua, la transparencia, la participación pública y en definitiva, un Canal de Isabel II de y para los ciudadanos.

En las intervenciones que tuvieron lugar todos los partidos políticos madrileños de la oposición (Podemos, Ganemos, Equo, IU, PSOE, UPyD) se retrataron en este acto público garantizando que, en el caso de producirse un cambio político y gobernar la Comunidad de Madrid en el mes de mayo, harían realidad este acuerdo. Al margen de que algunas de las intervenciones estuvieran fuera de lugar por parecer más un mitín de campaña electoral, todos los representantes políticos recordaron la necesidad de una gestión pública de un recurso escaso y esencial como el agua. Por encima de su uso económico debía estar, ante todo, el uso social. Incluso se oyeron voces que recordaban que el Canal era una empresa pública que generaba amplios beneficios a las arcas públicas y que ese superavit debía volver legítimamente a mejorar la gestión del agua y por ende al beneficio de la sociedad.

Algunos de los que allí estuvimos, aún estando de acuerdo con el grueso de las intervenciones, echamos en falta algo. Ningún político habló de la función ambiental del agua. Quizás hubiese venido bien recordar que los usos ambientales son previos a los demás usos: al abastecimiento y a los usos de actividades económicas. Y que, por tanto, al mismo tiempo que se garantiza un servicio social que garantice cubrir las necesidades sociales, es necesario compatibilizar un buen estado de los ecosistemas acuáticos y de la calidad del agua.

Desde 1998 en Jarama Vivo hemos venido identificando al Canal de Isabel II como el principal responsable de la deficiente calidad de los ríos madrileños. Ya sea por la gestión realizada en las presas de cabecera de los ríos como por la gestión en las depuradoras de la región, los principales ríos de la región están lejos de cumplir el buen estado ambiental exigido desde la normativa europea. En estos años hemos visto decenas de kilómetros de ríos desecados por la acción del Canal; hemos visto cientos de kilómetros convertidos en cloacas a cielo abierto; hemos visto como se han puesto al servicio de proyectos e instalaciones con gastos suntuosos de agua;  y hemos visto la prepotencia y la indiferencia de los gestores de la empresa pública madrileña.
Río Jarama desecado en 2001 por el cierre de la presa del Vado, gestionada por el Canal de Isabel II
Que el Canal de Isabel II haya sido una empresa pública nada ha impedido que realizasen una gestión mercantilista y que el comercio del agua fuese el objetivo principal de sus dirigentes. Que el agua sea pública es un requisito democrático que todo partido político que gobierne debe tener claro, pero por favor, que no se olvide de la función ambiental del agua. El agua no puede ser un negocio público si antes no hemos conseguido poner en orden la situación de las masas de agua de la región. Y el camino por recorrer es todavía muy largo...

Sí al agua pública... pero con un buen estado de los ríos de Madrid.


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